- Auxiliar de la justicia: jura usted decir por Dios la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad.
- Howard Roark: lo juro.
Howard Roark: Hace millones de años un hombre primitivo descubrió cómo hacer fuego, probablemente fue quemado en la hoguera, con el fuego que el había encendido para sus hermanos; pero les dejo un regalo inimaginable al hacer desaparecer la oscuridad de la tierra.
A través de los siglos hubo hombres que dieron los primeros pasos por nuevos caminos, apoyados solamente en su visión, los grandes creadores, los pensadores, los artistas, los científicos, los inventores, lucharon contra sus contemporáneos que se oponían a todos los nuevos pensamientos, todos los nuevos inventos eran denunciados y rehusados.
Pero los hombres con visión de futuro siguieron adelante, lucharon, sufrieron y pagaron por ello... pero vencieron, ningún creador estuvo tentado por el deseo de complacer a sus hermanos; ellos odiaron el regalo que el ofrecía, su verdad era su único motivo , su trabajo era su única meta. Su trabajo, no el de los que se beneficiaran de él, su creatividad, no el beneficio que de ella obtendrían otros, la creación que le daba forma a su verdad.
El mantenía su verdad sobre todos y contra todos, seguía adelante sin tener en cuenta a los que estaban de acuerdo con el y a los que no, con su integridad como única bandera; el no se debía a nadie ni a nada, sólo vivía para sí mismo.
Y sólo viviendo para sí mismo pudo lograr las cosas que luego se han reconocido como la gloría de la humanidad, esa es la naturaleza de la creatividad, el hombre no puede sobrevivir si no es a través de su mente. Llega al mundo desarmado, su cerebro es su única arma; pero la mente es un atributo del individuo, es inconcebible que exista un cerebro colectivo.
El hombre que piensa debe pensar y actuar por sí sólo, la mente razonadora no puede funcionar bajo ninguna forma de coacción. No puede estar subordinada a las necesidades, opiniones o deseos de los demás. No puede ser objeto de sacrificio, el creador se mantiene firme en sus convicciones.
El parásito sigue las opiniones de los demás, el creador piensa, el parásito copia, el creador produce, el parásito saquea; el interés del creador es la conquista de la naturaleza, el interés del parásito es la conquista del hombre, el creador requiere independencia, ni sirve, ni gobierna, trata a los hombres con intercambio, libre elección voluntaria, el parásito busca poder, desea atar a todos los hombres para que actúen juntos y se esclavicen, el parásito afirma que el hombre es sólo una herramienta para ser utilizada, que ha de pensar cómo sus semejantes y actuar como ellos y vivir la servidumbre de la necesidad colectiva prescindiendo de la suya.
Fíjense en la historia todo lo que tenemos, todos los grandes logros han surgido del trabajo independiente, de mentes independientes y todos los horrores y destrucciones de los intentos de obligar a la humanidad a convertirse en robots sin cerebros y sin armas, sin derechos personales, sin ambición personal, sin voluntad, esperanza o dignidad. Es un conflicto antiguo, tiene otro nombre, lo individual contra lo colectivo.
Nuestro país el más noble de la historia del hombre tuvo su base en el principio del individualismo, el principio de los derechos inalienables, fue un país donde el hombre era libre para ganar su felicidad, para ganar y producir, no para ceder y renunciar, para prosperar, no para morir de hambre, para realizar, no para sacar, para mantener como su propiedad mas querida su sentido de valor personal y como su virtud más apreciada su respeto propio. Miren los resultados esto es lo que los colectivistas les están pidiendo que destruyan, como ya se ha destruido gran parte de la tierra.
Soy arquitecto y juzgo el futuro sobre las bases que lo estamos construyendo, nos estamos acercando a un mundo en el cual no puedo vivir, mis ideas son propiedad mía, me fueron arrebatadas por la fuerza, por violación de contrato, no se me permitió apelar, se dijo que mi trabajo pertenecía a los demás para hacer con el lo que quisieran, que tenían sobre mi un derecho sin mi consentimiento, que era mi deber servirles sin elección ni recompensa.
Ya saben porque dinamite el edificio Portland, yo lo diseñe, yo lo hice posible, yo lo destruí, acepte diseñarlo, con el propósito de verlo construir según mis deseos, ese fue el precio que puse a mi trabajo y no fue pagado. Mi edificio fue desfigurado por capricho de quienes obtuvieron todo el provecho de mi trabajo y no me dieron nada a cambio.
He venido aquí a decir que no reconozco que nadie tenga derecho a un minuto de mi vida, ni a ninguna parte de mi energía, ni a ningún logro mío, sin importar quién lo reclame, tenía que decirlo, el mundo está padeciendo una orgía de auto sacrificio; he venido aquí para ser escuchado en el nombre de todos y cada uno de los hombres independientes del mundo. He querido exponer mis ideas, no me interesa trabajar, ni vivir por otras, defiendo por convicción el sagrado derecho que tiene el hombre de vivir por convicción.
Nuestro país el más noble de la historia del hombre tuvo su base en el principio del individualismo, el principio de los derechos inalienables, fue un país donde el hombre era libre para ganar su felicidad, para ganar y producir, no para ceder y renunciar, para prosperar, no para morir de hambre, para realizar, no para sacar, para mantener como su propiedad mas querida su sentido de valor personal y como su virtud más apreciada su respeto propio. Miren los resultados esto es lo que los colectivistas les están pidiendo que destruyan, como ya se ha destruido gran parte de la tierra.
Soy arquitecto y juzgo el futuro sobre las bases que lo estamos construyendo, nos estamos acercando a un mundo en el cual no puedo vivir, mis ideas son propiedad mía, me fueron arrebatadas por la fuerza, por violación de contrato, no se me permitió apelar, se dijo que mi trabajo pertenecía a los demás para hacer con el lo que quisieran, que tenían sobre mi un derecho sin mi consentimiento, que era mi deber servirles sin elección ni recompensa.
Ya saben porque dinamite el edificio Portland, yo lo diseñe, yo lo hice posible, yo lo destruí, acepte diseñarlo, con el propósito de verlo construir según mis deseos, ese fue el precio que puse a mi trabajo y no fue pagado. Mi edificio fue desfigurado por capricho de quienes obtuvieron todo el provecho de mi trabajo y no me dieron nada a cambio.
He venido aquí a decir que no reconozco que nadie tenga derecho a un minuto de mi vida, ni a ninguna parte de mi energía, ni a ningún logro mío, sin importar quién lo reclame, tenía que decirlo, el mundo está padeciendo una orgía de auto sacrificio; he venido aquí para ser escuchado en el nombre de todos y cada uno de los hombres independientes del mundo. He querido exponer mis ideas, no me interesa trabajar, ni vivir por otras, defiendo por convicción el sagrado derecho que tiene el hombre de vivir por convicción.