A continuación cito las dos últimas etapas de la ¿e o in? volución del concepto de cultura.
"Visitas multitudinarias a los grandes museos y a los monumentos históricos clásicos no representan un interés genuino por la «alta cultura» (así la llaman) sino mero esnobismo, ya que haber estado en aquellos lugares forma parte de la obligación del perfecto turista posmoderno. En vez de interesarlo en el pasado y el arte clásicos, lo exonera de estudiarlos y conocerlos con un mínimo de solvencia.
Un simple vistazo basta para darle una buena conciencia cultural. Aquellas visitas de los turistas «al acecho de distracciones» desnaturalizan el significado real de esos museos y monumentos e igualan a éstos con las otras obligaciones del perfecto turista: comer pasta y bailar una tarantela en Italia, aplaudir el flamenco y el cante jondo en Andalucía y probar los escargots y asistir al Louvre y a una función del Folies Bergère en París."
Cultura mainstream
"La «cultura del entretenimiento» que ha reemplazado casi universalmente a lo que hace apenas medio siglo se entendía por cultura. Cultura Mainstream es, en verdad, un ambicioso reportaje, hecho en buena parte del mundo, con centenares de entrevistas, sobre lo que, gracias a la globalización y a la revolución audiovisual, es hoy día un denominador común, pese a la diferencia de lenguas, religiones y
costumbres, entre los pueblos de los cinco continentes.
En el libro de Martel no se habla de libros —el único citado en sus varios centenares de páginas es El código Da Vinci de Dan Brown y la única escritora la crítica de cine Pauline Kael—, ni de pintura o
escultura, ni de música o danza clásicas, ni de filosofía y humanidades en general, sino exclusivamente de películas, programas de televisión, videojuegos, mangas, conciertos de rock, pop o rap, videos y tabletas y de las «industrias creativas» que los producen, auspician y promueven, es decir, de las diversiones del gran público que han ido reemplazando (y terminarán por acabar con ella) a la cultura del pasado."
"El autor ve con simpatía esta mutación, porque gracias a ella la cultura mainstream, o cultura del gran público, ha arrebatado la vida cultural a la pequeña minoría que antes la monopolizaba, la ha democratizado, poniéndola al alcance de todos, y porque los contenidos de esta nueva cultura le parecen en perfecta sintonía con la modernidad, los grandes inventos científicos y tecnológicos de la vida contemporánea.
La inmensa mayoría del género humano no practica, consume ni produce hoy otra forma de cultura que aquella que, antes, era considerada por los sectores cultos, de manera despectiva, mero pasatiempo popular, sin parentesco alguno con las actividades intelectuales, artísticas y literarias que constituían la cultura. Ésta ya murió, aunque sobreviva en pequeños nichos sociales, sin influencia alguna sobre el mainstream."
Conclusión
"El único valor es el comercial. La desaparición de la vieja cultura implicó la desaparición del viejo
concepto de valor. El único valor existente es ahora el que fija el mercado.
"El único valor es el comercial. La desaparición de la vieja cultura implicó la desaparición del viejo
concepto de valor. El único valor existente es ahora el que fija el mercado.
De T. S. Eliot a Frédéric Martel la idea de cultura ha experimentado mucho más que una paulatina evolución: una mudanza traumática de la que ha surgido una realidad nueva en la que apenas quedan rastros de la que reemplazó."
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